martes, 19 de diciembre de 2006

La incierta Navidad del Padre Francisco

Reflexiones Peruanas Nº 125

LA INCIERTA NAVIDAD DEL PADRE FRANCISCO


Wilfredo Ardito Vega


En estos tiempos, muchas personas critican a la práctica religiosa como una repetición monótona de rituales externos, llevados a cabo para complacer a una divinidad punitiva y arbitraria. En un país como el Perú, esta perspectiva casi mágica de la religión puede ayudar a las personas a evadirse de sus problemas cotidianos.
Sin embargo, varios episodios ocurridos la semana pasada nos muestran situaciones muy distintas: el lunes, los vecinos de Barranquita, en San Martín, encontraron la iglesia de madera pintarrajeada con amenazas al párroco italiano Mario Bertolini. El responsable no sería otro que Francisco Pashanasi, el alcalde saliente del partido aprista, quien a nombre de la municipalidad, declaró hace unas semanas a Bertolini persona no grata, acusándolo de “divisionista, conflictivo, proselitista político, agitador y marginador del pueblo y desarrollo social”.
En realidad, Bertolini, desde la radio La Voz de Caynarachi, ha venido apoyando a los campesinos en cuyas tierras ha puesto la mira la empresa Palmas de Espino, del grupo Romero, con el respaldo del alcalde. Al parecer, éste quería vengarse del párroco, porque ahora ha perdido las elecciones y su sucesor será un líder campesino que ha luchado por la titulación de las tierras de los campesinos.
El obispo de Yurimaguas, José Luis Astigarraga, se pronunció respaldando la labor de Bertolini y ese mismo día, en Cajamarca, el obispo Carmelo Martínez y numerosos sacerdotes expresaron su condena e indignación frente a los operativos de seguimiento y las campañas de difamación contra Marco Arana y otros dos sacerdotes (RP 111, 122, 124).
Los sacerdotes y el obispo exigieron también una profunda investigación y “sanciones ejemplares a los autores materiales e intelectuales de actos que van en defensa de la vida y del medio ambiente”. La referencia a los autores intelectuales es interesante, porque según el diario La República , detrás de estos hechos estarían las empresas Forza y/o Yanacocha. Hace algunos meses, los sacerdotes cajamarquinos suscribieron otro pronunciamiento citando a Juan Pablo II, cuando advertía preocupado: “Las razones de producción prevalecen a menudo sobre la dignidad del trabajador, y los intereses económicos se anteponen al bien de cada persona, o incluso al de poblaciones enteras”.
Ahora bien, en otros lugares del Perú, es más difícil para un sacerdote mantener su compromiso con los más pobres: el pasado lunes, en la Biblioteca Nacional la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos otorgó un reconocimiento especial a Francisco Frisch, quien después de 35 años al servicio de los derechos humanos en Puno debe retirarse por decisión del nuevo obispo de Ayaviri.
La partida de Frisch se une otros traslados no deseados y a la renuncia de cinco sacerdotes que enseñaban en el seminario de Juli. Los nuevos obispos de Juli y Ayaviri perciben que en las últimas décadas, la Iglesia del Sur Andino, tan comprometida con los derechos de los campesinos, desde la lucha por la tierra hasta el enfrentamiento con los grupos subversivos, no ha desarrollado un trabajo evangelizador, sino mas bien político.
Ambos jerarcas sostienen que ni la gobernabilidad de la región, ni el seguimiento a las recomendaciones de la Comisión de la Verdad ni el acompañamiento a las rondas campesinas (ya no digamos el pronunciamiento de sus predecesores sobre el TLC) son acciones que le correspondan a la Iglesia. En este panorama, los dos principales organismos de derechos humanos de la región, las Vicarías de Solidaridad de Juli y Ayaviri, corren el peligro de ser desmantelados en cualquier momento.
No queremos señalar, sin embargo, que los nuevos obispos sean insensibles hacia la pobreza lacerante de esta región. La diferencia estriba es si la pobreza debe ser atendida sólo mediante actos caritativos (que en realidad buena falta nos haría practicarlos a los peruanos) o fomentando en los pobres la toma de conciencia sobre sus derechos.
Este último enfoque es el que corresponde a la Teología de la Liberación , cuyo principal referente peruano ha sido Gustavo Gutiérrez. Precisamente, el 1º de setiembre la Conferencia Episcopal anunció que, según la Congregación para la Doctrina de la Fe , no existen objeciones teológicas o pastorales a las enseñanzas de Gutiérrez. Sin embargo, los medios de comunicación evitaron difundir este pronunciamiento, porque, claro, quienes tienen poder no desean admitir que la pobreza es un pecado social o que los pobres tienen derecho a luchar por su liberación.
Esperemos que el ejemplo de los obispos de Cajamarca y Yurimaguas ayude a reflexionar a sus colegas de Juli y Ayaviri, pero el ánimo de los sacerdotes y religiosas que trabajan en el Sur Andino parece mas bien representado por el mensaje navideño del Padre Frisch que adjuntamos a esta RP.
En medio del periodo más consumista del año, hacemos llegar nuestra solidaridad a todos aquellos que creen que Jesús no vino al mundo para ser recordado en una celebración de ostentación y de opulencia, sino para ayudarnos a construir una sociedad más justa y más humana.
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